La forma clásica y más sencilla es colocarte de pié al lado del asiento de tu bicicleta mirando hacia adelante, con tu bicicleta a un costado apuntando en el mismo sentido.
Levanta el asiento a la altura de tu cadera media, o sea entre donde ubicas la punta del hueso de la cadera (llamada cresta ilíaca) y un poco más abajo.
Siéntate en la bicicleta con el asiento ya ajustado a esa altura y tendrías que sostenerte tocando el piso con la punta de los pies. Si es así, ¡listo! esa es una de las formas más simples de medir la altura del asiento.
En ocasiones puedes sentir que quedaste muy arriba, puedes bajarlo un centímetro o dos, pero si te sientas nuevamente y tus pies se apoyan con las plantas o más que las puntas, no será la mejor postura de pedaleo.